lunes, marzo 11, 2019

Memorias de Tokio

La cena en el vuelo de ida.
  Hay tantísimas cosas que se pueden decir de Japón, que no los voy a aburrir. Seré breve, lo más notable es la organización, limpieza y orden, es evidente que los japoneses están absolutamente convencidos de la importancia de respetar las reglas, formarse, dejar salir a la gente del vagón del metro antes de abordar, no tirar basura en la calle.


Naturalmente visitamos algunos templos budistas, en un inicio me causó cierto desconcierto notar que había alcancías para donativos por todos lados, me enteró que estos templos no reciben ningún tipo de apoyo gubernamental o asistencial, están perdonados.


Maquinita callejera de porquerías, no vi una sola rayada.



Si bien ni mi novio ni yo hablamos Japonés, no hubo mayor problema. En la mayoría de los sitios te puedes comunicar en Inglés, solo hubo un restaurante en donde no hablaban ni una palabra, afortunadamente uno de los comensales (fan de México al parecer) hizo las veces de traductor.





Visitamos un par de museos en Kyoto y el santuario

Knowledge result

Fushimi Inari Taisha. Podría resumirlo así: Tokio es moderno y cosmopolita, Kyoto es una ciudad tradicional y Osaka es un punto intermedio.


Una clásica comida japonesa
Naturalmente visitamos la zona de bares, en donde no po}ude tomar muchas fotos. hay para todos los gustos, temáticos y deportivos, realmente no terminas de recorrer el distrito en una sola noche.

Templo Kōtoku-in,  Kamakura
En Kamakura visitamos al Gran Buda, se ve más grande en fotos. Definitivamente es una imagen que te deja sin palabras al ver lo que sucede ahí, la calma que transmite en contraste con la locura turísitica a la que contribuímos. Quedaron muchas estaciones del Tren Bala por recorrer, ojalá sea pronto.

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