sábado, julio 25, 2020
Nocturno.
En la ciudad de vampiros hambrientos mi sangre está a salvo. Me he envuelto en las cortinas de la casa y ya nadie puede encontrarme, hay muchos libros esperándome en el librero, como amantes anhelando el abrazo. Tal vez me vendría bien perderme entre sus páginas. El cojín de meditación se ha convertido en mi almohada, en esos ratos en los que me da por dormirme en el piso.
Llueve y llueve, afuera mueren casi mil humanos al día, y acá dentro, miles de recuerdos se aferran su último aliento.
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