Me mudé de casa, curiosamente en esta ocasión el proceso fue mucho más lento y precavido, en momentos no parecía desearlo, pero finalmente lo hice y a finales del invierno cerré la puerta de ese departamento por última vez, fue mi hogar durante casi cuatro años. Ese sitio me vio crecer, llegué sacudiéndome el polvo de la adolescencia, sin la menor idea de como administrar una casa y salí de ahí con la reforzada obsesión de lavar los platos diariamente sin falta. Aprendí a cocinar, a manejar el dinero en cosas verdaderamente importantes y algunas otras cosas que hoy en día son importantes.
Este blog se acerca a una década de existencia y sin duda es uno más en la red, no se hará acreedor a un Pullitzer ni nada por el estilo pero ha sido un testigo fiable de como he ido creciendo y claro, un vertedero de basura mental formidable.
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