Bueno, la verdad es que hasta yo mismo me aburro a veces de tanto "fechitismo", PERO, valiéndome madre me permitiré relatar para mi uso personal la siguiente memoria:
Un día como hoy, 30 de octubre, pero en el año 2006, a eso del mediodía recibí un sms de un amigo que me invitaba a ir a Cerro de San Pedro, a caminar, ver el ocaso y echarnos un gallo, un toque, una churrito de mota pues.
Llegué a su casa que está ubicada en el centro histórico de la ciudad, charlamos un rato mientras esperábamos a otro amigo, cuando este apareció nos subimos a la camioneta y emprendimos la marcha, en aquel entonces, a mis 18 años, estaba en primer semestre. Recuerdo que tenía bastantes cosas en mente sobre el futuro, la vida, lo que me sucedía en aquel entonces, habían pasado algunas semanas desde que había terminado mi primer relación importante, la cual duró dos meses y cinco días, con el paso de los años y viéndolo de un modo relativamente objetivo puedo decir que en efecto, yo lo arruiné todo, ahora bien, no hay lugar ni momento para cambiar eso chico, sucedió y no puedes resolverlo ya, ahh pero el kharma es grande, muy grande y mis errores voluntarios e involuntarios los pagué UNO A UNO, de un modo inesperado, certero y directo, el mundo sigue girando, la vida no se detiene muchacho y cuanta mierda avientes se te regresará en triplicado, el tiempo no espera y nada queda impune, no, no te engañes, solo es cuestión de tiempo, a veces rápido, a veces lento.
Curiosamente mi amigos que en ese entonces tenían 26 y 47 años no eran precisamente personas de quienes se pudieran esperar buenos consejos, llegando al cerro ya no hablamos, solo caminamos hasta la cima, era una vista impresionante, a lo lejos la ciudad parecía arder, mientras en el cerro todo era silencio y calma. Fumamos, me recosté sobre una piedra, y contemplé el cielo, se acercaba el ocaso, por un lado estaba el sol y en el otro extremo la luna iluminaba todo el paisaje, fue una imagen muy bella, paradójica, con un dejo de tristeza que me arropó en ese momento, ah pobre iluso, no tenia ni la menor idea de que mis grandiosos planes de ese entonces, tendrían que cambiar, ahora cuatro años después me acerco al supuesto final de mi carrera, pero algunas ligeras e insignificantes circunstancias que se me atravesaron en el camino, me han hecho repensar y replantear mi vida entera. Ahora a mis 22 años, recuerdo muy bien ese día, cuando cada quién se fue a un lugar apartado en el cerro, yo me puse de frente al sol, mientras el viento casi me llevaba, respiré hondo y me prometí mil cosas, las cuales jamás cumplí, o quizá sí, valga decirlo, a veces no es que uno sea un mal profeta, únicamente se equivoca un poquitin en la fecha en que las profecías se volverán realidad.
La verdad es que no reconozco mucho de lo que vivía en ese entonces, quién sabe, mis amigos siempre han dicho que me preocupo demasiado por querer ser maduro y crecer y todo eso, si, quizá eso es lo que parece, sin embargo, muchas veces la gente más empeñada en "crecer" es quién en el fondo, vive cual Peter Pan, aferrarse a una edad, a una circunstancia y no querer crecer jamás sin importar que uno vaya envejeciendo, lo que si crece es la sensación de que uno quizá ya nació muerto. No, la vida no es tan mala, a cuatro años de distancia, he podido notar cierta evolución, y no hablo de la evolución que tienes cuando lees libros profundos, que eso no enseña nada, lo que verdaderamente te enseña algo son esas vivencias, por cierto tiempo, creo que no vivi mucho, tan solo dejé que mis ideales se fueran al viento cual humo de incienso, si eso fue. A mis 22, me acerco de nuevo al inicio, y no, no quiero tener 18 años, estoy feliz a esta edad, y hoy 30 de octubre de 2010, dejo testimonio de que en efecto, el kharma cobra, pero también te da lo que te mereces. Bienvenido el futuro.
Lo que son las cosas, encontré esta imagen en la computadora. Fue tomada ese día, ni siquiera fumé (mucho), pero fue una gran experiencia.
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