Pasado un lustro, decidí darle permiso a la casualidad de que me llevará junto a ti, y debo decir, que tras tantos años, SIGUES SIENDO LA MISMA MIERDA.
Bueno, es cierto y muy a tu pesar, Darwin no estaba equivocado, todo cambia, muta, evoluciona. Con el tiempo tu estupidez va en ascenso, eres más vulgar, más irreal.
Salí asqueado de tu altar, me produces ganas de vomitar, pese a lo que el mundo pueda decir, nunca dudé de mi decisión y ahora tengo evidencia suficiente para estar absolutamente seguro de que tenía razón, bendita sea aquel dos de octubre del 2004, cuando te mandé a la chingada para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario