Después de una plática reveladora, donde queda claro que nadie va a cambiarte, salen del bar. El silencio se posesiona de ti, no hablas.
Entonces le dices lo que has estado pensando desde hace una hora.
- Quiero caminar por la avenida principal
le gusta tu idea.
- Claro, vamos.
Pero tú no has tomado tan a la ligera la charla anterior. Y resumes todo en una frase certera.
- No, quiero caminar... solo.
y ese es el fin. Se despiden y unos minutos después estás en la avenida principal, solo.
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