Al parecer esto se trata ahora de aferrarse a todo lo conocido hasta desangrarse las manos, escarbar en la memoria hasta dejarse las uñas en carne viva buscando recuerdos que puedan predecir la siguiente jugada de la realidad.
Fiel al ritual del ocaso, me sumergía en pensamientos de final incierto, y un colibrí se apareció, le pedí que se llevará alguna de las moscas en mi cabeza y la llevara en su aleteo para polinizar lo que se pudiera.
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