Dicen que los espejos rotos son de mala suerte, sin embargo ¿qué peor suerte podría tener un espejo que ya no refleja nada? Su ruptura es quizá un necesario descanso a sus infinitas horas de ocio.
Tal vez la imagen que ya no se posa en el espejo, está incrustada en la memoria. Y seguirá ahí hasta fundirse con el polvo.
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