Sería ingenuo asumir que lo aquí escrito representa una aportación a la humanidad, en el mejor de los casos ha sido un ejercicio de autoanálisis, de ver lo inexplicable como innecesario, lo inalcanzable como prescindible y la materialización inesperada de la nada.
para que su visita a este espacio valga la pena, le obsequio un fragmento de mi poema favorito: Xinxin Ming, cuya autoría se atribuye al tercer patriarca zen Jianzhi Sengcan.
La Vía Suprema no es difícil.
Tan solo evita la atracción y el rechazo
Cuando no hay apego ni odio
su naturaleza luminosa se manifiesta.
Pero si se crea la menor diferencia,
un abismo separa el cielo de la tierra.
Para que se manifieste ante los ojos
no hay que situarse a favor ni en contra de nada.
La lucha entre el deseo y el rechazo
enferma el corazón.
Al no comprender el sentido profundo,
se perturba en vano la serenidad del corazón.
Perfecta como el espacio inmenso,
[a la Vía] nada le falta, nada le sobra.
Ser es no ser.
No ser es ser.
Siendo esto así,
no hay nada a lo que aferrarse.
Uno es todo.
Todo es uno.
Siendo esto siempre así,
¿por qué preocuparse por lo que es ilimitado?
El corazón de la confianza es no-dos.
No-dos es el corazón de la confianza.
Una vez aquí las palabras cesan
y el tiempo desaparece.
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