Anoche soñe contigo, bueno, no propiamente contigo, más bien pude ver todas las cosas que tienen que ver contigo. Los lugares, las palabras, las personas, todo lo que me hace recordar que los nuevos mejores días de mi vida comenzaron justo en el momento en que te conocí, no fue un buen sueño, porque todo ahí me pedía mantenerte en secreto, no hablar de ti.
Siempre he tenido éxito al seguir mis sueños, suena absurdo lo sé, no debes pensar que soy un motivador exitencialista, simplemente esto ha ocurrido desde que tengo memoria, en los sueños encuentro pistas que terminan siendo parte de la realidad, lo quiera o no.
Por esto es que no logro comprender porqué debería ocultarte, este sueño me parece asquerosamente injusto, mereces lo mejor que pueda hacer por ti, soy feliz tan solo por recordar aquellos momentos, cuando todo era nuevo para mí, estar en el lugar donde no hay oscuridad, hablando de lo inconfesable, dejando que las palabras prohibidas se conviertan en simples relatos, donde la derrota es un triunfo, donde la renuncia es una ganancia. Mi espíritu, necrófilo como siempre, anhela volver a vivir todos esos instantes de novedad refrescante. Nada en esta vida queda impune, el tiempo pone todo en su lugar y sé que tarde o temprano se hará justicia y podré agradecerte todo, algún día sabrás porqué nunca deje de creer en ti.
Ahora que lo pienso tal vez mi sueño sea una invitación a seguir adelante, sin alejarme de ti, pero saltar más allá de esta nube rosa que empieza a desvanecerse. Quiero que esto sea eterno, pero una de las cosas que me has enseñado es que nada es para siempre, y perderte tal vez sea el destino que acepté desde el inicio.
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