Häre Gol!

Después de una tormentosa navegación por un sitio web que resultó ser un error de indexación en Google, logre armar una ruta para visitar el ashram de los Harë Khrïsna acá en el DF, la verdad es que todo fue como lo esperaba, los mohicanos esos adoradores de Juanito seis brazos no me decepcionaron, se portaron a todo dar.

Al entrar a un ashram, lo primero que encuentras es el altar a Khrisna, en ese altar las deidades llevan vestiditos acá tipo la Rocío Durcal, con brillantitos y toda la cosa, también tienen unas deidades que se parecen a los huevo-cartoons, con atuendos igual de peculiares.

Platiqué un rato con algunos monjes, me invitaron a jugar fútbol con ellos, como ustedes ya saben, no me gusta el fútbol, sin embargo me pareció interesante poder convivir con ellos en un nivel más cotidiano, así que acepté la invitación, y ahí íbamos, 9 Khrïsnos y un Bodhi apretujados en una camioneta buscando una cancha para jugar, creo que debo agradecerles su paciencia, porque cómo se podrán imaginar, mi falta de habilidades para el fútbol es MUY EVIDENTE, y estoy seguro que provoca pena ajena, es una pena que no hayamos tomado fotografías, apuesto a que les daría mucha risa verme haciendo un pase y defendiendo la portería.

Al finalizar el partido, en el cual por cierto mi equipo perdió 18-20, volvimos al ashram, charlamos durante un rato más y después me invitaron a tomar prasäda, o tomar misericordia, para nosotros eso es simplemente tomar alimento pero para ellos significa recibir las bendiciones de Khrïsna, ha quien han ofrecido previamente los alimentos.

Quizá suene un poco banal, pero en fin, como buen obseso de las fechas no pude evitar pensar en que no había jugado un partido de fútbol desde hace casí diez años, justamente por esa época, en los días de secundaria, conocí un poco sobre los Häre Khrïsna, de modo que en realidad sus enseñanzas, no son nada nuevo para mi y gracias a eso me entendí muy bien con los monjes, mucha gente supone que hay un "pleito" irreconciliable entre los Häre y las demás filosofías orientales, pero muchas veces son tan solo discrepancias a las que no vale la pena tomar mucho en cuenta, lo importante es todo lo que tenemos en común.

Por otro lado, ya cerca del ocaso asistí a una reunión de la Hermandad, y debo decir que también resulto ser como yo esperaba, bueno, en realidad fue mejor. Nunca imaginé que el simple hecho de estar físicamente en una reunión pudiera ser tan impactante, algo me hace sospechar que volveré a casa con un un poco más de conocimiento y lucidez gracias a la Hermandad, a fin de cuentas, ese es el verdadero motivo de este viaje.