Un dejo de tristeza se posa sobre mi cabeza, como el polvo sobre el televisor.
He de confesarlo, no estoy depimido no solitario ni hambriento, tan solo algo aburrido.
Un dejo de tristeza se posa sobre mi cabeza, como el polvo sobre el televisor.
He de confesarlo, no estoy depimido no solitario ni hambriento, tan solo algo aburrido.
Haber nacido el 15 de septiembre tiene una cosa muy jodida: es como haber nacido un 24 de diciembre.
Por si fuera poco, con los años se vuelve más furioso mi sentimiento antipatriotico, a fin de cuentas, ¿Qué carajo es una patria?, ¿escuchar una sarta de mentiras cada mañana de aquellos que juraban ser diferentes pero resultaron ser la misma porquería de siempre?.
En fin, sin entrar en temas escabrosos, decidí que quería celebrar mis 36 años en otra latitud, y que mejor que bailando en Colombia en el festival Coordillera.
En mi segundo viaje a Colombia disfruté muchísimo los paisajes y a su gente, es destacable el amor que le tienen a México, al igual que en la ocasión anterior, las personas fueron muy amables, aunque aún no se donde me vieron el ayate o porque asumían con solo verme que era mexa. 🙈🙈
Llegué a Bogotá a las 6 am y mientras se llegaba la hora de check-in en el hotel me fui a caminar por el centro, para mi buena suerte justo ese día hubo un festival en el Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella (BOOM: Bogotá Music Market), cerveza artesanal, vinilos, arte y showcases gratuitos, una de las bandas de ese dia fue Yo no la tengo, una refrescante propuesta punk que se ha vuelto de mis favoritas en los últimos años.
Solo tuve que hacer fila unos minutos y descender al cuarto piso bajo tierra para escucharlos en vivo, suenan aún mucho mejor que en Spotify. Un punk rabioso, vibrante, hambriento, ¿que más se puede pedir?
Algunas de sus letras:
Al final me fui a recorrer los museos de la zona, entre ellos el famoso Museo Botero, el distrito universitario de Bogotá siempre está lleno de vida y siempre hay algo que ver
El viernes fui a las minas de Zipaquirá, un Disneyland espiritual, conocí a unos tipos en un bar que me recomendaron el Theatron, un antro que tiene 13 salas temáticas, es decir, son 13 bares dentro de un antro. Naturalmente la zona reggaeton y urbana no me entusiasmaron, pero la zona de electrónica y rock me cautivaron, salí de ahí a las 6 am del sábado.
Descansé un rato y me lancé al parque Bolivar, escuché los últimos minutos de Providencia en el Coordillera, con los Skatalites y la Mala Rodriguez ya desquita el precio del boleto, a bailar un rato con los Mirlos, los one-hit-wonders por excelencia del Perú y tomar una cerveza para reponer energías, lo mejor de la noche: Juan Luis Guerra, un grande entre los grandes. Me trasladó a mi infancia y esos tardes eternas de Sábado Gigante, cantando todos sus éxitos y los nuevos clásicos.
Mi cumpleaños no pudo ser mejor, teniendo a la mismísima reina madre Omara Portuondo a unos metros de mi cantándome los himnos del Buenavista Social Club, con casi un siglo de vida, la señora nos hizo cantar y bailar con su magia, no podíamos dejar de bailar.
La verdad es que tenía mis dudas sobre esta película, en especial cuando empecé a leer que todos caían ante su embrujo (como Aftersun, que es el traje invisible del emperador, menuda mierda sobrevalorada y estúpida). Aún así, decidí darle la oportunidad de decepcionarme, ¡y fue una grata sorpresa! la cinta narra la historia de una niña que empieza a vivir un luto silencioso en medio de una fiesta, hasta este punto, no estoy revelando nada que no se pueda ver en el tráiler. Lo interesante es precisamente el modo en el que la directora Lila Avilés nos lleva a recorrer los rincones de la casa de los abuelos, la sede del imperio en decadencia que es esa casa donde se funda cada familia.
Lo que me pareció notable es la forma en la que Sol, la protagonista de la historia, va descubriendo la cosmogonia y los mitos fundacionales de su familia, la juventud de sus padres, las fotos, los viajes. El abuelo gruñon y la tía locochona, similar a cuando en la primaria descubres a los aztecas, griegos y romanos, una niña de siete años va desentrañando los secretos de su familia al tiempo que va aceptando que su vida está a punto de dar un cambio radical.
Duelo, secretos y ausencias, esta cinta me atrapó de principio a fin. Al igual que la opera prima de su directora, La Camarista, una gran película que tuvo la terrible fortuna de aparecer casi al mismo tiempo (2018) que otra cinta similar, pero injustamente sobrevalorada, que también trata sobre la vida de una chica de la limpieza. (otro traje invisible del emperador)
La cinta está contemplada para los premios Oscar y sin duda arrasará en los Arieles, me da un enorme gusto tragarme mis palabras y prejuicios, Tótem es para mi la cinta del año.
Ese momento en el que al fin aceptas que esa amistad, aunque grandiosa en su momento, hace ya un buen tiempo que es unilateral. Un monólogo ingenuo que no va a ningún lugar.
Ese tiempo y espacio ya no existe, el jardín de nuestras charlas se ha convertido en un Oxxo.
No hay necesidad de reclamo alguno, simplemente sucedió.
La amada Guadalajara. Cada que voy siento como si la mismísima diosa Minerva bajara de su pedestal en la rotonda para recibirme con fruición, en un impúdico beso con notas de tejuino.
En esta ocasión visité la ciudad con fines de entretenimiento, y como siempre, fue un absoluto placer. Si algo le debemos agradecer para siempre a la pandemia es que nos permitió abrir la posibilidad de trabajar remotamente no solo como una prestación extraordinaria sino como algo habitual, reconozco el privilegio de poder trabajar desde la alberca, con una cerveza helada junto a la laptop. Lo aprovecharé siempre que pueda.
1. Molotov
Llegando asistí a las Fiestas de octubre para su presentacion, en la actualidad me causan pena ajena, siendo unos páteticos defensores del presidente en turno (entendiendo que la critica tibia es en realidad una simulación). Fui a ese concierto por mera nostalgia del mágico 1998, cuando eran feroces críticos del gobierno y la sociedad, y yo escuchaba su cassette a escondidas. “Dicen maldiciones y vulgaridades de sexo” era la razón que daban los adultos, pero para los niños de aquel tiempo, era el motivo justo para escucharlos.
Con mi amigo Andrés, otro aferrado a la perla de occidente. |
2. Dubioza Kolektiv
En su exitosa gira por México, la agrupación bosnia hizo una parada en Guadalajara. Poco a poco el Foro Independencia se llenó de chavitos treintañeros que crecimos escuchando punk. Durante poco más de una hora bailamos el ska balcanico de los güeros, al finalizar el evento me fui caminando al centro, invocando a ese manto de invisibilidad que a veces me cubre cuando voy deambulando por la ciudad, pasé por un antro gay y estuve tentado a entrar un rato, solo para beber algo y compensar tanto punk con algo de pop rosa, pero recordé que tenía una junta a las 7 am y me fui a dormir.
3. Tunacola
Cuando escuché por primera vez a estos chilenos hace una década, me gustó mucho su música ligera y divertida, su invitación era irresistible “Vamos a buscar el Nirvana a la disco y cada sábado morir en la pista”. Lo cierto es que con los años uno se va poniendo serio, pero no es obligatorio volverse aburrido, en su última placa Ricardo “Richi” Tunacola se confiesa “Y estoy pero no estoy, no sé que día es hoy, solo sé que miro pa’dentro y dentro brilla el sol” y “Quiero purificar mi cuerpo de lo mundano y lo vulgar... dispara contra el miedo de mostrarte como eres de verdad” en medio de un ritmo diabolicamente bailable. En otros temas abarcan la política y la realidad chilena actual. Bailar y pensar, me parece un trato justo.
Obvio le tenía que pedir una foto, un tipazo. |
4. Omphalos
La obra ha sido aclamada en todo el mundo y ha recibido los reconocimientos más importantes de la danza. Los bailarines deambulan sobre una especie de antena parabólica que en ratos es un ombligo, una tierra sangrante que vomita sus cuerpos. Hace mucho que no me pasaba algo así, sentir, valga decirlo, sentimientos al ver una obra, rituales, muerte, soledad, pasado y futuro bajo una luz cenital que abriga los cuerpos torneados e impecables. Cuatro guardianes a pesar de su inicial aspecto aterrador logran convencerme de seguirlos en el túnel del vacio. Asombrosa.
El personal del Conjunto Santader fue muy enfático en la prohibición del celular, lo que se agradece, solo se podía tomar esta imagen al final. |
5. VNV Nation
Para finalizar la semana, el domingo se presentaron en C3 Stage, tocaron casí todos los clásicos y un par de temas recientes. Las letras de VNV Nation hablan de épicas batallas, devastación y esperanza. Ni una sola de sus canciones podría describirse como victimista o dramática, si tuviésemos que tomar el Dharma y convertirlo en una pieza eléctronica EBM, sin duda Ronan Harris sería el indicado para la misión. Me puse a charlar con una chica y su novio, quién muy generosamente me regaló una camisa oficial de la banda, detalles que se agradecen.
Hace unas semanas la fiebre Swiftie devastó el continente, y era común ver en redes sociales a las fans de Taylor (chicas muy jóvenes en su mayoría), narrar como la cantante les salvó del suicidio, depresión y corazón roto con su música, en su momento me pareció algo exagerado, pero ahora que lo pienso eso es justo lo que yo diría sobre VNV Nation, me es imposible de contar los centenares de veces que escuché sus himnos Airships, Nova y Gratitude, coordenadas espaciales que invitan a explorar y construir un mundo mejor, empezando por uno mismo.
Trás una semana de fiesta, las ojeras son naturales, no hizo falta pintarse. |
Me vengo enterando que no hay escapatoria.
Lo que no sea reparado se repetirá infinitamente. Me sentí aliviado hace unos días, vi todas las malas señales en mi interlocutor, mismas señales que siempre estuvieron en charlas previas, pero no quise verlas.
No habrá segunda cita.
Hace 10 años creé este blog, y desde ese día preconizaba que sería un blog más. Siempre he considerado que los blogs que no tienen una lí...