martes, noviembre 07, 2023

Temporada de conciertos

 

La amada Guadalajara. Cada que voy siento como si la mismísima diosa Minerva bajara de su pedestal en la rotonda para recibirme con fruición, en un impúdico beso con notas de tejuino.

En esta ocasión visité la ciudad con fines de entretenimiento, y como siempre, fue un absoluto placer. Si algo le debemos agradecer para siempre a la pandemia es que nos permitió abrir la posibilidad de trabajar remotamente no solo como una prestación extraordinaria sino como algo habitual, reconozco el privilegio de poder trabajar desde la alberca, con una cerveza helada junto a la laptop. Lo aprovecharé siempre que pueda.


 

 

1. Molotov

Llegando asistí a las Fiestas de octubre para su presentacion, en la actualidad me causan pena ajena, siendo unos páteticos defensores del presidente en turno (entendiendo que la critica tibia es en realidad una simulación). Fui a ese concierto por mera nostalgia del mágico 1998, cuando eran feroces críticos del gobierno y la sociedad, y yo escuchaba su cassette a escondidas. “Dicen maldiciones y vulgaridades de sexo” era la razón que daban los adultos, pero para los niños de aquel tiempo, era el motivo justo para escucharlos.

 

Con mi amigo Andrés, otro aferrado a la perla de occidente.

2. Dubioza Kolektiv

En su exitosa gira por México, la agrupación bosnia hizo una parada en Guadalajara. Poco a poco el Foro Independencia se llenó de chavitos treintañeros que crecimos escuchando punk. Durante poco más de una hora bailamos el ska balcanico de los güeros, al finalizar el evento me fui caminando al centro, invocando a ese manto de invisibilidad que a veces me cubre cuando voy deambulando por la ciudad, pasé por un antro gay y estuve tentado a entrar un rato, solo para beber algo y compensar tanto punk con algo de pop rosa, pero recordé que tenía una junta a las 7 am y me fui a dormir.

 



3. Tunacola

Cuando escuché por primera vez a estos chilenos hace una década, me gustó mucho su música ligera y divertida, su invitación era irresistible “Vamos a buscar el Nirvana a la disco y cada sábado morir en la pista”. Lo cierto es que con los años uno se va poniendo serio, pero no es obligatorio volverse aburrido, en su última placa Ricardo “Richi” Tunacola se confiesa “Y estoy pero no estoy, no sé que día es hoy, solo sé que miro pa’dentro y dentro brilla el sol” y “Quiero purificar mi cuerpo de lo mundano y lo vulgar... dispara contra el miedo de mostrarte como eres de verdad” en medio de un ritmo diabolicamente bailable. En otros temas abarcan la política y la realidad chilena actual. Bailar y pensar, me parece un trato justo.

Obvio le tenía que pedir una foto, un tipazo.


 


4. Omphalos

La obra ha sido aclamada en todo el mundo y ha recibido los reconocimientos más importantes de la danza. Los bailarines deambulan sobre una especie de antena parabólica que en ratos es un ombligo, una tierra sangrante que vomita sus cuerpos. Hace mucho que no me pasaba algo así, sentir, valga decirlo, sentimientos al ver una obra, rituales, muerte, soledad, pasado y futuro bajo una luz cenital que abriga los cuerpos torneados e impecables. Cuatro guardianes a pesar de su inicial aspecto aterrador logran convencerme de seguirlos en el túnel del vacio. Asombrosa.

 

El personal del Conjunto Santader fue muy enfático en la prohibición del celular, lo que se agradece, solo se podía tomar esta imagen al final.




5. VNV Nation

Para finalizar la semana, el domingo se presentaron en C3 Stage, tocaron casí todos los clásicos y un par de temas recientes. Las letras de VNV Nation hablan de épicas batallas, devastación y esperanza. Ni una sola de sus canciones podría describirse como victimista o dramática, si tuviésemos que tomar el Dharma y convertirlo en una pieza eléctronica EBM, sin duda Ronan Harris sería el indicado para la misión. Me puse a charlar con una chica y su novio, quién muy generosamente me regaló una camisa oficial de la banda, detalles que se agradecen.

 



 

Hace unas semanas la fiebre Swiftie devastó el continente, y era común ver en redes sociales a las fans de Taylor (chicas muy jóvenes en su mayoría), narrar como la cantante les salvó del suicidio, depresión y corazón roto con su música, en su momento me pareció algo exagerado, pero ahora que lo pienso eso es justo lo que yo diría sobre VNV Nation, me es imposible de contar los centenares de veces que escuché sus himnos Airships, Nova y Gratitude, coordenadas espaciales que invitan a explorar y construir un mundo mejor, empezando por uno mismo.


Trás una semana de fiesta, las ojeras son naturales, no hizo falta pintarse.

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