
Fue un día en que al parecer todos los elementos del universo estuvieron presentes en el engrane. La lluvia, la soledad, el coche, el sexo, su hijo en el asiento de atrás mirándolo todo.
Es tan simple, tal dulce, tan desastroso, tan evidente, esos besos, esas risas, lo vacío dentro del vacío. Una mentira más mientras se escucha el juramento, la trillonésima vez que promete ser ya la última. Una caída más, más profunda, hasta el fondo. Una visita al lugar de donde nadie regresa.
Tan libre como los esclavos, tan inocente como los muertos. Una charla entre sordos, se acarician con la mirada un par de ciegos. Nada es tan verdadero para no dudarlo y nada es tan falso para no creerlo.
El mejor día tiene todo para ser el mejor día, esos cinco minutos para verlo todo, la lluvia se estrella contra la ventana, la existencia se escurre por la piel. Aquel día fue el peor para empezar y el mejor para terminar. Aquella vez no fue la última, hay males que no se curan en un solo día.
Es tan simple, tal dulce, tan desastroso, tan evidente, esos besos, esas risas, lo vacío dentro del vacío. Una mentira más mientras se escucha el juramento, la trillonésima vez que promete ser ya la última. Una caída más, más profunda, hasta el fondo. Una visita al lugar de donde nadie regresa.
Tan libre como los esclavos, tan inocente como los muertos. Una charla entre sordos, se acarician con la mirada un par de ciegos. Nada es tan verdadero para no dudarlo y nada es tan falso para no creerlo.
El mejor día tiene todo para ser el mejor día, esos cinco minutos para verlo todo, la lluvia se estrella contra la ventana, la existencia se escurre por la piel. Aquel día fue el peor para empezar y el mejor para terminar. Aquella vez no fue la última, hay males que no se curan en un solo día.
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